La vacuna antigripal forma parte del Calendario Nacional de Vacunación. Es gratuita, obligatoria y debe aplicarse todos los años a las personas que forman parte de los grupos de riesgo. Es importante destacar que los niños de 6 a 24 meses deben recibir dos dosis separadas por al menos cuatro semanas.
Desde 2011, la Argentina ha sostenido anualmente la estrategia de vacunación contra la gripe para la población objetivo mediante la vacuna trivalente, que cubre las cepas de influenza A H3N2, H1N1 e influenza B. La distribución planificada es oportuna de acuerdo a las características de la situación epidemiológica actual, teniendo en cuenta que aún no se registra circulación viral significativa.
Cabe recordar que los grupos de riesgo son: personal de salud; mujeres embarazadas en cualquier trimestre de gestación y puérperas hasta diez días después del parto, si no la recibieron durante el embarazo; niños de entre seis meses y dos años inclusive; niños y adultos de dos a 64 años inclusive con factores de riesgo como enfermedades cardíacas, respiratorias, renales, inmunodepresión, trasplantados, diabetes y obesidad; y todas las personas mayores de 65 años.
La gripe (al igual que otras infecciones respiratorias) se transmite por contacto con secreciones de personas infectadas a través de las gotitas que se diseminan al toser o estornudar y de superficies u objetos contaminados con estas secreciones.
Los síntomas gripales suelen aparecer a las 48 horas de efectuado el contagio y la mayoría de los afectados se recupera en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico. Sin embargo, en niños pequeños, personas de edad y personas aquejadas por otras afecciones médicas crónicas, la infección puede conllevar graves complicaciones, provocar neumonía e incluso causar la muerte.
Entre los síntomas figuran fiebre mayor a 38º C persistente, dolor de garganta, de cabeza, muscular y malestar generalizado. En los niños también pueden presentarse problemas para respirar, vómitos o diarrea, e irritabilidad o somnolencia. Ante estos síntomas, es necesario consultar al centro de salud más cercano para recibir atención médica, hacer reposo y no automedicarse.
Para evitar el contagio se recomienda: lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón; al toser o estornudar, cubrirse la boca y nariz con un pañuelo descartable o con el ángulo interno del codo; tirar a la basura los pañuelos descartables inmediatamente después de usarlos.
Además, ventilar los ambientes y permitir la entrada de sol en casas y otros ambientes cerrados; mantener limpios picaportes y objetos de uso común; no compartir cubiertos ni vasos; enseñar a los niños a lavarse frecuentemente las manos en la escuela y hogar; vacunar anualmente a todas aquellas personas que pertenezcan a grupos de riesgo de acuerdo al Calendario Nacional de Vacunación.